MUJERES DE LA BIBLIA


1. Sara - Es la primera mujer cuya fe se nos muestra para que la observemos. Hay dos apóstoles que nos lo dicen. Primero es Pablo que indica que por fe pasó a ser madre (Hebreos 11:11); y segundo, Pedro, que ruega a las mujeres cristianas que sean como Sara  (1Pedro 3:6).  Su hermosura, que es altamente alabada.  Como esposa de su marido cumple todos los requerimientos de los preceptos divinos. Recobra la posición de dignidad que Dios había asignado a la mujer. (adaptado de Adorador.com). Conocida como una mujer fuerte, que protegía su familia y matrimonio, fue la madre del pueblo  elegido.

2.  Debora - Casi todos los llanos de Palestina habían ya sucumbido a la fuerza de los cananeos. Jabín, el rey de éstos, residía en Hazor y dominaba a Israel por medio de sus fuerzas armadas. En consecuencia la gente de Israel que poblaba la tierra baja tenía que pagar tributo a Jabín. Vivían en condiciones de servidumbre. La esposa de Lapidot los había inspirado a esta resistencia. Su nombre era Débora, y la llamaban «la madre de Israel». Era astuta, denodada y tenía el don de la profecía y del canto. Como juez, administraba justicia y les daba consejos. Su reputación era sólida y les inspiraba confianza. Entrenó e inspiró al jefe del ejercito, Barac, y le dio instrucciones en la forma en que debía presentar batalla a Sisara, el general del ejercito de Jabín. Su capacidad militar era evidente.  Dios llevó a cabo una gran victoria a través de una mujer. (adaptado de Adorador.com)

3. Loida y Eunice - Detrás de Timoteo hay Eunice, y detrás de ésta, Loida. Los tres manifiestan una «fe no fingida», que ha pasado de uno a otro. La fe no es impartida por los padres sino que procede de Dios. Pero Dios se complace en permitir que su bendición se acreciente en las sucesivas generaciones, imprimiendo el valor de lo que permanece y el conocimiento de ser llamado, dentro de la familia, para glorificar el nombre del Señor. Ni Loida ni Eunice podían haberse imaginado que Timoteo iba a ser llamado a un lugar de tanta prominencia en la Iglesia de Cristo. Nos lamentamos hoy del hecho que muchos hijos maduros se apartan de la fe. Pero al hacerlo hemos de preguntarnos dónde están las Eunices, cuya intensidad espiritual se ha contagiado al hijo (adaptado de Adorador.com)