JESÚS DEFIENDE LA DIGNIDAD DE LA MUJER


Jesús siempre tomaba en serio a las mujeres marginadas de toda vida social y religiosa. Acostumbraba conversar con ellas, enseñarles la ley, y escucharlas.
Era amigo de Marta y María a quien visitaba en su casa. Para los judíos, era inconcebible que un rabí entrara en la casa de una mujer sin esposo o padre. Jesús condenaba la práctica del divorcio del sistema rabínico, por ser una ofensa y humillación para la mujer y por ser una ley injusta y discriminatoria.
Así Jesús se solidariza con los y las que sufren desprecio y son tratados(as)  simplemente como objetos. Siempre hace referencia a la creación, Dios nos creó a su imagen y semejanza, nos creó hombre y mujer (Gen 1,27). Somos distintos, pero esto no es una razón para que la mujer sea tratada como inferior o sumisa, sin derechos, sin posibilidad de relacionarse como persona.
Aquellas palabras de Jesús a la adúltera a punto de ser apedreada “Mujer quedas libre” (Jn 8, 2-11), hicieron que ella sintiera que desaparecía el peso de su culpabilidad porque alguien la acogía, la miraba de frente (...). “Mujer, quedas libre” dice Jesús a la samaritana* (Jn 4, 1-42).
       Adaptado de: María Erika Faber
(Misiones en el mundo)

* La mujer Samaritana proporcionó uno de los más fuertes testimonios sobre la autoridad, sabiduría, compasión y amor de Jesús.