CONFESIÓN, LA MEJOR TERAPIA (1)


Mucho se ha hablado sobre la confesión en nuestra historia cristiana, incluso se transformó en una importante doctrina y practica a través de los tiempos, pero no hablamos de una confesión hecha a un sacerdote, pues no es eso lo que la biblia enseña.
Hablamos si de una confesión constante y cotidiana que empieza por  el reconocimiento de la grandeza y perfección de Dios, recordando Sus intervenciones históricas y destacando nuestra gratitud. Por otro lado también es el reconocimiento de nuestra limitación, imperfección y incapacidad, que al ser hecha de forma genuina, es decir,  directamente a Dios, es terapéutica.
Si pensamos secamente en las dos realidades, “el Dios creador perfecto” y “el ser humano criatura imperfecta”, podríamos nos desalentar al ver el inmenso abismo que las separa, pero hay un camino para cruzarlo: Jesucristo, el puente entre nosotros y Dios  (I Juan 2.1).
 Jesús es el abogado que tramita nuestra confesión en la eternidad con resultados prácticos hoy, pues asumió nuestra culpa y sufrió nuestro castigo. ¿Como hacerla? Miremos las orientaciones de nuestro abogado:
    1. Empezamos por reconocer la grandeza de Dios y manifestamos el deseo de que esa perfección (santidad) habite en nuestra vida y en nuestro entorno. (”Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea Tu nombre. venga Tu reino y sea hecha Tu voluntad”).
    2. Pasamos a reconocer a Dios como la fuente de vida y sustento y Le pedimos con sinceridad y dependencia que nos perdone, sin olvidar nuestra responsabilidad de perdonar y compartir (”Danos hoy el pan de cada día y perdonanos como nosotros perdonamos”)
   3. Terminamos destacando Su poder sobre el mal y Su grandeza sobre todas las cosas y pidiendo protección. Al final “el amén”, que significa “estoy de acuerdo”, como quien descansa y confía (”Libranos de las tentaciones y del mal, porque Tuyo es el Reino, el poder y la gloria para siempre, Amén”  Evangelio de Mateo 6. 9-13).
¡Pruebalo!  El próximo Domingo continuaremos.
      Dirceu Amorim de Mendonça