¡Como si nos conociéramos desde hace mucho tiempo!


¡Mirad cuán bueno y cuán delicioso es habitar los hermanos juntos en armonía! Salmo 133

La empatía suele ser definida como la identificación de una persona con el estado emocional de otra u otras personas, que resulta en el bienestar colectivo.
Nuestros tiempos están marcados por las relaciones, lo que muchos llaman de "socialización necesaria", tanto para los niños en crecimiento como para los que buscan integrarse en la sociedad en general o en un grupo específico, es decir, trabajo, estudios, amigos, etc., y por ello las personas buscan constantemente las herramientas necesarias para desarrollar una empatía que la permita alcanzar esos objetivos.
Las fiestas, la bebida, los deportes, muchas actividades pueden transformarse en esas herramientas, pero siempre estarán vinculadas a grandes esfuerzos personales y colectivos, algunas veces seguidos por técnicas y estrategias y lastimosamente con  resultados negativos, como los vicios y accidentes .causados por los excesos.
 En la vida cristiana esa empatía es conocida como comunión cristiana y su patrón es Cristo. El sentimiento es exquisito cuando los que aman a Jesucristo se encuentran, pues no necesitan de herramientas, esfuerzo personal, técnicas o estrategias para que disfruten de su encuentro; se les viene de dentro.
“Realmente es como si nos conociéramos desde hace tiempo", diría un cristiano.
Por seguir a Jesucristo no hay hipocresía. Las relaciones se basan en la verdad, sinceridad y honestidad.
Siendo Jesús el patrón, los principios morales y éticos son los registrados en la Biblia y así están claramente definidos para las relaciones y los sentimientos aledaños.
Siendo Cristo la fuente de nuestra empatía, las relaciones serán verdaderas, sanas, correctas, positivas, transparentes y llenas de gozo.

Dijo Jesús:

"Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; mas os he llamado amigos...”
"... para que tengan mi gozo cumplido en sí mismos".
San Juan 15.15 y 17. 13

                Dirceu Amorim de Mendonça