LOS COMPROMISOS SOCIALES DE LA MISIÓN CRISTIANA

El mundo clama por justicia social porque la codicia humana no tiene límites.
Un ejemplo de ello está en la desigualdad social que se ve en la ciudad de São Paulo, Brasil, donde se afirma que hay uno de los mayores tráficos de helicópteros del mundo, a la vez que los edificios de lujo conviven con comunidades chabolistas (las favelas), consideradas  de las más pobladas del mundo.
Siempre escuchamos que el sistema financiero, en los momentos de crisis, es más valorado y protegido que los sectores que  generan empleo, lo que lleva las tasas de paro a índices altísimos.
La inmigración, fenómeno natural en la historia de la humanidad, muchas veces no es bien “digerido” por las sociedades receptoras, aunque en los momentos de crisis no hay país que no haya vivido un éxodo de su población en búsqueda de mejores oportunidades. Es decir: los que reciben hoy, un día fueron recibidos por otros.
Cuando hablamos de nuestras convicciones religiosas, nos encontramos con los roces proselitistas que resultan de la confrontación.


Especialmente entre los cristianos, deberíamos ser seguidores de Cristo, estando de acuerdo con sus enseñanzas y principios, amándole por encima de todo y amando a todo aquel que Él amó, sin embargo no es así cuando tratamos de las relaciones entre “iglesias”, pues cada uno se atrinchera (como soldados en una guerra) en su perspectiva, agrandando sus concepciones superficiales para encontrar motivos de separación entre unos y otros olvidando de la esencia, que es Cristo.
Incluso en nuestra relación con los religiosos “no cristianos”, sin abandonar nuestra fe mas poniendo el amor, la gracia y la misericordia como tractores de nuestra religiosidad, deberíamos actuar de otra forma, ¿no lo crees?
La justicia social bíblica tiene como su fundamento el sacrificio de Jesucristo. En esencia, la justicia social bíblica difiere de la llamada justicia humana, pues enfatiza el compromiso personal con esa justicia, al revés del énfasis institucional que vemos en las actitudes de las personas, es decir, por la Biblia, muchos de los problemas que solamente se resuelven en los tribunales deberían ser resueltos entre las propias personas, teniendo como principios la misericordia, el perdón, el amor y la compasión.
En el Antiguo Testamento bíblico, la ley siempre tuvo como esencia el equilibrio social. El profeta Jeremías predicó que cada uno debería buscar la paz de su ciudad con el mismo compromiso con que busca su propia paz.
El Jubileo era una serie de principios que permitiría, de una forma justa y después de algunas décadas, que las personas pudiesen volver a tener su patrimonio perdido a lo largo de los años.
Cuando se cosechaba, los frutos pegados a las ramas y los que caían al suelo deberían ser dejados a los pobres.
El profeta Oseas fue llamado por Dios a perdonar la infidelidad de su esposa, como Él mismo, Dios, lo hace con cada uno de nosotros.
El profeta Jonás fue desafiado por Dios a ver su propia actitud racista en contra a los que de hecho debería estar ayudando a través de su predicación.
El profeta Amós condena a los consumidores compulsivos por ser instrumentos de desequilibrio social.
Cuando Jesús comienza su ministerio, destaca el valor de los humildes, diciendo que “de ellos es el reino de los cielos”. En la misma línea destaca los que lloran (serán consolados), los mansos (recibirán la tierra por heredad),  los  que  tienen  hambre  y  sed  de  justicia  (serán saciados),  los misericordiosos (alcanzarán misericordia), los de limpio corazón (verán a Dios), los pacificadores (serán llamados hijos de Dios) y los que padecen persecución por causa de la justicia, pues “de ellos es el reino de los cielos”, pues cuando “por causa” de Jesús reciben insultos o persecución, se acordarán de los profetas que así fueron tratados. Cristo nos invita a sazonar el mundo con Sus enseñanzas.
Por ese motivo es condenado, pues no da valor a los religiosos sin misericordia, valora a los pobres, enfermos, gente no religiosa y principalmente a las mujeres, que solían ser despreciados por la propia religión.
Teniendo esos principios en mente, los apóstoles escriben sobre temas importantes para los compromisos de los cristianos con la sociedad:


1. Respeto a las autoridades – Romanos 13. 1-7  “... ¿Quieres, pues, no temer la autoridad? Haz lo bueno y serás alabado por ella, porque está al servicio de Dios para tu bien ...Pagad a todos lo que debéis ...al que respeto, respeto; al que honra, honra”.


2. Oración por las autoridades – I Timoteo 2. 1-2 “ Exhorto ante todo, a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias por todos los hombres,  por los reyes y por todos los que tienen autoridad, para que vivamos quieta y reposadamente en toda piedad y honestidad”.


3. El valor del trabajo – I Timoteo 5.18 “ Digno es el obrero de su salario".


4. Corazón abierto para socorrer – I Juan 3.17  “Pero el que tiene bienes de este mundo y ve a su hermano tener necesidad y cierra contra él su corazón, ¿cómo mora el amor de Dios en él?”


5. Quien ve a Dios, ve al hermano – I Juan 4.20 “Si alguno dice: "Yo amo a Dios", pero odia a su hermano, es mentiroso, pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto?”


6. Ayuda económica a una persona o una comunidad – Filip.4.10 “En gran manera me gocé en el Señor de que ya al fin habéis revivido vuestro interés por mí ...bien hicisteis en participar conmigo en mi tribulación”.  Rom.15.26  “porque Macedonia y Acaya tuvieron a bien hacer una ofrenda para los pobres que hay entre los santos (hermanos de las iglesias) que están en Jerusalén”.


El siervo de Cristo, por el simple hecho de ser cristiano, ya representa en su propia vida el concepto de justicia social según la Biblia y debería, a través de sus actitudes, demostrar un total compromiso con la Justicia de Dios, que nace en la humildad, se multiplica por la evangelización y se recicla en el amor a Dios y al prójimo, como el mandamiento/ley que resume toda la ordenanza de Dios – Mateo 22.36-39 "Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento en la ley? Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente.  Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo."
Dirceu Amorim de Mendonça