Analizando lo que nos ocurre y haciéndolo con equilibrio

Job es conocido en la Biblia como el hombre que más sufrió. Lo perdió todo: sus hijos, bienes, recursos, salud y el respeto de su mujer y sus amigos. Fue una prueba de Dios y al final no solamente recupera todo lo perdido como mucho más.

Su libro en la Biblia termina con su confesión en la providencia de Dios: “Pero yo sé que mi Redentor (Dios) vive, y que al fin se levantará sobre el polvo” (Job 19.25). La historia es contada a través de una serie de diálogos entre Job y sus amigos, a través de quienes se hace claro cómo los amigos y las personas cercanas pueden ser insensibles al sufrimiento de uno y decirle cosas horribles como si le hiciera culpable por su propio sufrimiento.

Lo hacen sin darse cuenta de que mucha gente tiene vidas sin ética y moral correctas y se lo pasan “a lo grande”, es decir, sin sufrir aparentemente. Job no solamente confiaba en Dios sino estaba seguro de que sus amigos podrían haber actuado con más amor y amistad.

Vemos cómo los que componen nuestro entorno pueden ser crueles al aconsejarnos en cuanto a nuestros problemas y sufrimientos. Job lo pasó fatal con su esposa, amigos y empleados cuando no era culpable por sus dolores. Otra reflexión importante que podemos sacar de la vida de Job tiene que ver con el contexto general de su historia, analizado según distintas miradas.

Según su entorno, movidos por la desesperación intentaron encontrar un culpable, añadiendo más dolor. Era una equivocación. (“Dios dijo a Elifaz... Mi ira se ha encendido contra ti y tus dos compañeros, porque no habéis hablado de mí lo recto, como mi siervo Job…” 42.7). Según el diablo, la personificación del mal y de toda maldad, nadie permanece fiel si sufre en demasía. Otra equivocación. (“Pero extiende ahora tu mano y toca todo lo que posee, y verás si no blasfema contra ti en tu propia presencia” 1. 11).

Según la historia:
1. Job fue un ejemplo de corrección mientras todo era perfecto. En la perspectiva humana: ¡no era soberbio! (“Y cuando habían transcurrido los días de banquete, sucedía que Job mandaba a llamarlos y los purificaba” 1.5)             
2. Continuó siendo un modelo de sobriedad y equilibrio al sufrir las pérdidas y enfermedades: ¡no se rebeló!  (“Desnudo salí del vientre de mi madre y desnudo volveré allá. Dios dio y Dios quitó: ¡Bendito sea el nombre de Dios!" 1.21. “Pero yo sé que mi Redentor vive, y que al final se levantará sobre el polvo” 19.25).
3. Permaneció siendo un patrón al recuperar todo lo perdido: ¡no se engrandeció!¡Permaneció humilde! ("Cuando Job hubo orado por sus amigos, Dios le quitó la aflicción; y aumentó al doble todas las cosas que habían sido de Job” 42.10).

Para Dios, y de eso no tenía duda, Job sería siempre fiel aunque sufriera, y esa fue su conclusión al final de todo (Mi siervo Job orará por vosotros y yo de cierto lo atenderé para no trataros con afrenta por no haber hablado de mí con rectitud, como mi siervo Job” 42.8b).

Si nos tomamos con calma y sobriedad nuestras evaluaciones sobre el sufrimiento que nos sobreviene, esperando para hacerlo en el momento apropiado, muchos de nuestros problemas serían menores de lo que llegan a ser al final, algo que pasa porque dejamos que factores externos interfieran en nuestra visión de los problemas.

1. La influencia de nuestro entorno puede llevarnos a desistir de todo: (“Entonces le dijo su mujer: -¿Aún te mantienes en tu integridad? ¡Maldice a Dios y muérete!” 2.9)
2. La influencia de los pensamientos o de personas esclavas de la maldad que siempre creen que nadie puede ser bueno y resistir con rectitud a las dificultades: (“Respondiendo Satanás a Dios, dijo: -Piel por piel, todo lo que el hombre tiene lo dará por su vida. Pero extiende tu mano, toca su hueso y su carne, y verás si no blasfema contra ti en tu misma presencia” 1. 4 y 5).

Mirando a la historia, vemos que Job salió victorioso. Tomándolo con calma y esperando con paciencia podemos alcanzar la victoria.

Escuchando a Dios, que sabe cuando podemos resistir y que siempre nos dará la salida, podemos resistir al tiempo malo.

Que Dios nos bendiga y nos fortalezca delante de tiempos tan difíciles.
  

Dirceu Amorim